A. Troyano se desvincula del Atlético de Madrid Féminas

Ana Rodríguez Troyano (El Ejido, 1994), se desvincula del Club Atlético de Madrid Féminas por motivos lectivos. La jugadora andaluza cuelga las botas dejando atrás una huella imborrable en los corazones de todos los seguidores y amantes del fútbol femenino. En la actualidad, Troyano se encuentra estudiando Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, una carrera “complicada y difícil de compaginar con el fútbol”, según afirmó en unas declaraciones para la web del club.

‘Troyi’, como se la conoce dentro del vestuario del Atlético de Madrid Féminas, empezó a forjar su futuro futbolístico desde muy pequeña. A lo largo de su vida ha ido superando obstáculos que se le han ido poniendo en su camino hacia el éxito. Una baja muy importante para el Atlético de Madrid Féminas y para el mundo del fútbol femenino.

  

Con apenas 14 años abandonó su ciudad natal para jugar en el Granada CF, una decisión muy complicada que tuvo que tomar si quería seguir creciendo como futbolista. Poco después, ficharía por el Atlético Málaga. Su talento hizo que el Atlético de Madrid y la Selección Española Sub-19 se fijasen en ella. Con el combinado nacional se proclamó subcampeona de Europa en Turquía.

Troyano se ha hecho fuerte con el paso de los años, tomando decisiones muy importantes pensando en su futuro. “Dejar el fútbol es la decisión más difícil de mi vida”, comentaba entre lágrimas.

Troyano quiso mandar una carta de despedida para todos los seguidores del Atlético de Madrid y del fútbol femenino. Una carta cargada de emociones. Desde el Club queremos agradecer la profesionalidad que ha mostrado durante estos dos años en el club y te deseamos mucha suerte en tu futuro. El Atlético de Madrid siempre será tu casa.

He tomado la decisión más complicada de mi vida

“Nunca he sabido decir adiós, espero que hoy no sea más. He tomado una de las decisiones más difíciles de mi vida..

Primero, dar las gracias a todas las personas que han pasado por mi vida y han hecho realidad el sueño de jugar en uno de los mejores equipos de España, gracias porque esto también es vuestro.

He tomado esta decisión porque hay etapas en las que tienes que priorizar, que no puedes implicarte lo suficiente -y a mí me gusta implicarme-. Ha llegado un punto en el que no disfruto de lo que me rodea: estudios universitarios –los míos necesitan demasiada implicación-, fútbol, vida social y lo más importante, las pequeñas cosas.

Desde pequeña, el fútbol siempre ha sido mi vida. He tomado todas las decisiones y me he adaptado siempre con él, incondicionalmente. Y siempre –o casi siempre- me ha ido bien. Pero estos últimos años me ha costado compatibilizarlo. El tiempo que le dedico tiene que ver, pero también sé que ha cambiado algo en mí para darme cuenta que hay vida después de él.

Cuando llegas a la élite, por lo que llevas luchando desde que tienes razón de ser y que has imaginado tantas veces, no eres consciente, pero llegaste. Soy de las personas que piensan que disfrutas del camino no la meta. El camino hasta aquí ha sido increíble, he dejado muchas cosas atrás pero he ganado demasiadas, siempre es mejor pensar en lo que ganas.

  

En cambio, últimamente, el camino dejó de ser como era y aunque el fútbol siempre me ha hecho evadirme de todo, llega un momento en el que si tu vida personal y académica no va bien, por mucho que disfrutes del deporte, algo va mal.

Quiero agradecer al fútbol por formarme como persona, por transmitirme los valores y principios que hoy llevo por bandera. Gracias por acercarme a las mejores personas que he llegado a conocer.

Gracias al Club Atlético de Madrid Féminas, en especial a Lola Romero y María Vargas por hacerme sentir futbolista. Por enseñarme lo que es el compromiso, la humildad y la pasión por un club, que siempre será mi club. A Jesús Núñez, por esta temporada y media, por la confianza siempre depositada en mí. Lo siento si la respuesta no fue lo suficiente, siempre lo intenté.

A todo el equipo y cuerpo técnico porque me llevo a grandes personas y a grandes profesionales. Agradecería que no os alejarais de mi vida. A las personas que me apoyado siempre incondicionalmente, hasta en los peores momentos. Y, sobre todo a mi familia por apoyarme en cada decisión vital”.

Espero que esto no sea un hasta siempre.

Eternamente agradecida,
Ana Troyano.