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El Atlético sella en Copenhague su pase a la siguiente fase de la Copa de la UEFA

El Atlético de Madrid ha sellado su pase a los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA (13/14 febrero-21 de febrero) al imponerse de manera brillante al Copenhague en el Parken Stadium. Un encuentro en el que los jugadores de Javier Aguirre volvieron a mostrar su espectacular pegada en ataque. En esta ocasión fueron Simao y Agüero los ejecutores, igual que otras veces han sido otros compañeros los que han decidido. Lo que volvió a quedar patente es la eficacia y el compromiso del equipo, que en ataque no necesitó crear muchas ocasiones para resolver y que en defensa estuvo a la altura de las circunstancias. Un día más la portería del Atleti se quedó sin ser derribada. Así las cosas, el Atlético se jugará el liderato del grupo en la última jornada, en la que recibe al Panathinaikos en el Vicente Calderón. Este Atlético es más ambicioso con el paso de los partidos. Se ha acostumbrado a ganar como hacía tiempo no pasaba y ya se sabe que más se quiere cuanto más se tiene. Por ello los de Javier Aguirre saltaron al campo con la idea fija de buscar la portería del Copenhague desde el principio. Sin prisas y cerrando cuando tocaba, pero en todo momento con la mente puesta en Christiansen. El Copenhague, también dispuesto a jugar el balón, ayudaba a que el Atlético se sintiera más cómodo en el campo, casi siempre en contacto con el balón. Así, muy pronto, llegó el primer aviso rojiblanco con un disparo de Luis García, aunque no encontró la portería. Motta y Cléber Santana recorrían metros sin parar, intercambiando el papel de ingeniero por el de obrero cuando tocaba. Notable partido de ambos, sabiendo en todo momento cómo marcar los tiempos. Atrás la defensa mantenía a buen recaudo a los delanteros del Copenhague, que en toda la primera parte no encontraron nunca espacios por los que llegar a Abbiati. Y el italiano, cuando el balón subía algunos metros, tiraba de su poderosa figura para dejar a los daneses sin opciones. El resto de veces el fuera de juego, en el que caían sin parar los delanteros daneses, hacía el trabajo. Pablo se fue erigiendo en el muro de la zaga del Atleti paulatinamente hasta aburrir a los jugadores de Solbakken. El manchego estaba en todas partes a la hora de cortar, convirtiéndose en un parachoques infranqueable. Su primera parte fue inmaculada, desbaratando en el minuto 15 una de las mejores ocasiones del Copenhague al poner su cuerpo a tiempo para desbaratar el remate de Allback. Algo que repitió más tarde ante la llegada de Hangeland. El Atlético era paciente cuanto debía atacar. Simao y Luis García trataban de meter presión por sus bandas a la busca del Kun y Forlán. Costaba lo suyo porque el estado del terreno de juego no era el mejor, pero aún así la defensa del Copenhague era consciente del peligro de los rojiblancos. Y así, mediada la primera parte, Simao se cocinó una jugada que abrió en canal la defensa del Copenhague. El portugués encontró al Kun, que a la primera le devolvió el balón para que su compañero, sólo ante Christiansen, cruzara a la perfección. Gran jugada en su elaboración y en su ejecución. El Atlético se tomó un respiro a la hora de atacar, que no cuando era necesario defender, momento en el que todos a una se ponían a ello. Hasta Agüero y Forlán, que no se estaban sintiendo cómodo rodeados por los gigantes daneses, arrimaban el hombro sin problemas. El Copenhague quedó tocado por el gol de Simao y aunque en el tramo final de la primer parte apretó más que antes, una y otra vez se estrelló en la defensa rojiblanca. Empezando por Pablo, que seguía echando por tierra cualquier iniciativa del rival. Tras el descanso el Copenhague, con Milton y Sionko refrescando a su equipo, salió decidido a nivelar el partido cuanto antes, pero muy pronto se encontró con un Atlético que buscaba lo contrario. Así, en el minuto 60 los rojiblancos completaron una jugada de alta escuela; tocaron mil y una vez el balón, con Cléber Santana al frente, hasta que le llegó a Agüero, que soltó un disparo cargado de veneno que se encontró con una mano salvadora de Christiansen. Agüero puede perdonar una vez, pero raramente lo hace dos seguidas, como pasó un minuto después. Motta le mandó un balón en largo, el Kun rompió en mil pedazos la línea del Copenhague y tras sortear al guardameta marcaba a puerta vacía. De nuevo el tremendo poder depredador del Atlético quedaba patente. Javier Aguirre, con más de medio partido ya en el bolsillo, dio entrada a Maxi, Raúl García y Maniche, dosificando de esta manera a un plantel al que le quedan muchos partidos por disputar. El Copenhague, por su parte, prácticamente ya había arrojado la toalla a pesar de que quedara tiempo por delante, pues la defensa rojiblanca seguía igual de firme que desde el principio, con Pablo y Eller protegiendo a Abbiati en todo momento. Los últimos minutos fueron un quiero y no puedo del Copenhague, ya resignado a su suerte. Se acercaron bastantes veces sus jugadores al área de Abbiati, pero como sucedió durante todo el partido el cierre estaba muy bien echado.
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